La economía marítima es un modelo económico relativamente reciente que pretende diseñar una economía más respetuosa del medio ambiente marino.

El concepto de economía marítima o economía azul se popularizó en el marco de la Cumbre Rio + 20 que dóo origen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Durante esta cumbre, los Estados participantes se comprometieron a garantizar la protección de los ecosistemas marinos, la sostenibilidad de los recursos pesqueros, la protección de la soberanía marítima de los Estados, los derechos de los pueblos indígenas y la comprensión de las economías costeras como una oportunidad para el desarrollo económico y protección del medio ambiente de forma paralela. También es interesante observar que se trata de una cuestión que fue abordada por las Naciones Unidas en 2015. De hecho, han establecido objetivos de desarrollo sostenible a nivel mundial que deben alcanzarse para 2030. El ODS número 14, la vida submarina, tiene por objeto “promover el uso sostenible y la conservación de los océanos, y seguir aplicando estrategias y una gestión eficaz para combatir los efectos adversos de la pesca excesiva, la creciente acidificación de los océanos y la eutrofización de las costas” (Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2018). Por lo tanto, es importante señalar que se trata de una cuestión muy debatida a nivel internacional.

La organización Global Environmental Facility –GEF- (2018) ha afirmado constantemente que el océano es el mayor ecosistema constantemente conectado conocido por la humanidad. Este es una fuente primordial para la subsistencia y la seguridad alimentaria de miles de millones de personas en todo el mundo. Precisamente, se estima que 4.300 millones de personas dependen del pescado para el 15% de su ingesta de proteínas animales. Así pues, desde una perspectiva basada en la Economía Política Internacional, la noción de ‘Economía Marítima’ “combina la gobernanza, la prioridad estratégica, el establecimiento de políticas y las necesidades de inversión, al tiempo que identifica las oportunidades socioeconómicas que ofrecen los recursos costeros y oceánicos” (GEF, 2018; 2)

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Las actividades económicas marítimas están diversificadas y pueden ir desde el transporte marítimo hasta el comercio relacionado con la pesca o la acuicultura. Es un concepto relevante en el campo de la economía política internacional en tanto que está directamente impactado por el fenómeno de la globalización. En efecto, los procesos de liberalización del comercio mundial y de descentralización de la producción han acelerado el crecimiento del comercio internacional y, por lo tanto, del tráfico marítimo (González, 2002). Por consiguiente, la globalización ha fomentado el desarrollo de las redes de transporte y ha aumentado el uso del mar como medio de comunicación. De hecho, “120.000 buques de 198 banderas proporcionan el 90% del tránsito comercial mundial; 43 millones de barriles, de una demanda diaria de unos 80 millones, se comercializan por mar todos los días” (Marcadon, 1999). Cabe señalar que el transporte marítimo está creciendo exponencialmente porque es, por el momento, el único capaz de transportar grandes volúmenes a buen precio.

Cabe señalar también que, debido a los daños causados a los ecosistemas oceánicos por las actividades económicas y al riesgo asociado a la degradación de los océanos, organizaciones no gubernamentales como Greenpeace (Greenpeace, 2012) han insistido en que se restrinjan o incluso se prohíban todas las nuevas actividades comerciales marítimas.

The Economist Intelligence Unit (2015) – EIU – señala que “puede haber un camino alternativo para el desarrollo de la economía marítima, en el que la expansión económica sea compatible con la gestión responsable y sostenible de los ecosistemas oceánicos”. Sin embargo, a pesar de que los Estados se centran en cuestiones de alimentación, empleo, desarrollo, transporte marítimo, turismo, nuevas medicinas, innovación, tecnología y energía limpia y renovable, es necesario destacar que “si bien el crecimiento de cada sector marítimo es relativamente sencillo, no siempre está claro qué aspecto tiene una economía marítima sostenible ni en qué condiciones podría desarrollarse mejor”. (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento/Banco Mundial, 2017).

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Este crecimiento exponencial y este nuevo período de globalización plantean preguntas y ponen de relieve cuestiones que antes no existían. En términos políticos, el sector marítimo en el cual se concentra gran parte de la riqueza del mundo es vulnerable; sin embargo, dadas las oportunidades de crecimiento económico y la ausencia de gobernanza, se hacen evidentes las disputas que se han desatado entre naciones por utilizar y/o adueñarse del mar territorial de otra nación, un hecho que se ha hecho visible en instituciones internacionales como el tribunal internacional de La Haya.

El más reciente caso conocido en América Latina es la disputa llevada ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por Bolivia. En efecto, hace unos 6 años, Bolivia decidió demandar a Chile por la pérdida de acceso al mar después de la Guerra del Pacífico. En caso de victoria, esta demanda habría obligado a Chile a negociar el acceso a parte de su territorio marítimo. Pero en octubre de 2018, La Haya decidió rechazar la solicitud de Bolivia (Riañola, 2018).

Otro caso que llegó a afectar directamente las relaciones diplomáticas entre países fue el presentado ante la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas (CIJ) por Chile y Perú. Estos solicitaban a esta institución internacional la delimitación de una frontera marítima entre naciones, lo anterior por un tema netamente comercial debido a que estas aguas son ricas en anchoas. Finalmente, el tribunal decidió establecer límites marítimos que terminaron favoreciendo notoriamente a la economía peruana.

Finalmente, es menester señalar que la ausencia de gobernanza en la economía marítima representa un gran riesgo internacional por su disputa y control, sobre todo teniendo en cuenta que el transporte marítimo, por sus ventajas en cuanto a costo y capacidad de transporte, sigue siendo el medio de transferencia preferido. Así pues, es necesario estudiar estos temas con mucho cuidado, en tanto plantean múltiples cuestiones que merecen la atención tantos de los Estados como de los organismos internacionales.

Referencias

Greenpeace. (2012). Main basse sur la Sardinelle, Enquête sur le pillage organisé des ressources pélagiques du Sénégal entre mars 2010 et avril 2012. Extrait de : https://www.aprapam.org/images/migrate/2013/07/main-basse-sur-la-sardinelle.pdf

Global Environmental Facility. GEF Secretariat. (2018). Blue Economy. Extrait de: https://www.thegef.org/sites/default/files/publications/GEF%20Assembly_BlueEconomy%20Factsheet_9.4.18_0.pdf

González, F. (2002). Economía marítima y tipologías portuarias. Boletin economico de ICE, Informacion Comercial Espanola. 2717, 21-34. Extrait de : https://www.udc.es/iuem/documentos/monografias/economia_tipologias.pdf

Marcadon, J. (1999). Enjeux économiques et stratégiques des pertuis maritimes (détroits et canaux interocéaniques). Bull.de l’AGF 3, 292-302.

Riaño, J. (2018). CIJ determina que Chile no está obligado a negociar una salida al mar con Bolivia. https://www.france24.com/es/20181001-cij-fallo-chile-mar-bolivia

The Economist Intelligence Unit., The Economist.  (2015) : The Blue Economy: Growth, Opportunity and a Sustainable Ocean Economy. Briefing paper for the World Ocean Summit.  London. Extrait de : https://eiuperspectives.economist.com/sites/default/files/images/Blue%20Economy_briefing%20paper_WOS2015.pdf

United Nations. (2018). Sustainable Development Goals Report. New York. World Bank., & United Nations Department of Economic and Social Affairs. (2017). The Potential of the Blue Economy : Increasing Long-term Benefits of the Sustainable Use of Marine Resources for Small Island Developing States and Coastal Least Developed Countries. World Bank, Washington, DC.https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/26843


Tatianna A. Bonillas

Z. Ivan O. Cajamarca

Gaetan Deletroz

Sergio A. Londono

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Publié en 2021

                                         

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