La economía verde es un concepto controvertido que promueve la consideración de los impactos ambientales en los cálculos y las decisiones económicas.

La economía verde es un concepto acuñado por los economistas ambientales y de recursos Pearce, Markandya y Barbier en su libro “Blueprint for a Green Economy” publicado en 1989, con el fin de volver operable el concepto de desarrollo sostenible propuesto años atrás en el Informe Brundtland. Esta obra, influenciada en parte por los trabajos del Instituto Beijer de Economía Ecológica fundado en 1977 (Boisvert, 2017), explica que no es posible separar la economía del entorno en el que opera. De hecho, se trata de una relación dialéctica: “La forma en que manejamos la economía tiene un impacto en el medio ambiente, y (…) la calidad del medio ambiente tiene un impacto en el desempeño de la economía” (Pearce et al., 1989, p. 4).

Este concepto emergente influyó en las discusiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de 1992, más conocida como la “Cumbre de Río”, que reunió a representantes de unos 179 países para negociar las tensiones entre el desarrollo económico y la crisis ecológica. Dicha reunión estableció que “la economía internacional debería ofrecer un clima internacional propicio para lograr los objetivos en la esfera del medio ambiente y el desarrollo” (Naciones Unides, 1993), brindando una base institucional para el concepto de economía verde que hace eco al de desarrollo sostenible. La economía verde es un concepto dinámico que permite que diferentes actores y corrientes de desarrollo converjan sobre un mismo punto: la integración del medio ambiente en el crecimiento económico. Desde la década de 1990 se han multiplicado las propuestas, proyectos y promesas de una economía verde y los debates en torno a los mismos.

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Algunos autores se muestran críticos con este enfoque de la conservación de la naturaleza. A lo largo de los años, la promesa de la economía verde se ha transformado así en una falsa esperanza. En efecto, según Latouche (2008), la economía verde no es más que otro intento de justificar el capitalismo y la idea del desarrollo perpetuo que envenena al medio ambiente, las ideas y las mentes.

Es posible pensar esta contradicción de varias maneras. La movilización de un enfoque de economía política internacional es útil para resaltar las tensiones inherentes a un concepto más político que científico. Por ejemplo, según el discurso de la economía verde, la caída del precio relativo de las energías renovables frente a los combustibles fósiles debería permitir la transición ecológica. Sin embargo, Christophers (2022) subraya la dificultad de los mercados financieros para invertir en el sector de las energías renovables, pues buscan la ganancia y desconocen el precio. En otras palabras, los mercados no están interesados ​​en los precios, sino en las ganancias, que son mucho más fáciles de monopolizar en el caso de los combustibles fósiles. Paterson (2010) explica que el capitalismo, de forma abstracta, se articula siempre alrededor de tensión entre acumulación y legitimación, siendo las crisis la culminación de esta tensión. Paterson y Newell (2010) acuñaron así el concepto de capitalismo climático (climate capitalism), que describe la concientización por parte de diferentes actores (gobiernos, empresas, inversionistas) de que el cambio climático es un problema sistémico que los afectará de una forma u otra. Es una amenaza que deben buscar transformar en riesgos y oportunidades, especialmente financieros. El desafío es, entonces, hacer que la crisis ecológica sea predecible, manejable, pero también atractiva como área de inversión para varios actores económicos y financieros.

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En este sentido, y como se mencionó en la introducción con Pearce et al. (1989), Katz-Rosene et al. (2021) proponen un enfoque que ve la economía política internacional y la crisis ecológica articularse en una relación dialéctica. Esto significa que, así como el medio ambiente está influenciado por la economía global, esta última se ve afectada por las consecuencias de los cambios ecológicos. La economía verde busca ser un medio de conciliación en el marco de esta relación dialéctica. Los beneficios de integrar el pensamiento verde en la economía, por tanto, no serían exclusivos del medio ambiente sino también de la economía.

Diversas iniciativas internacionales se inspiran en la economía verde. El Green New Deal es un ejemplo de acción económica verde que percibe al Estado como su principal actor, lo que hace eco a una corriente cercana al keynesianismo o neokeynesianismo. Por el contrario, el mercado de carbono se mantiene más cercano a un enfoque liberal, incitando a las empresas y a los sistemas financieros a integrar las restricciones medioambientales. Como señalan Adger et al. (2002), el cambio climático es, sin duda, la amenaza más persistente para la estabilidad mundial durante el próximo siglo. A nivel mundial, esta crisis climática está intrínsecamente vinculada al mercado capitalista internacional.

En conclusión, no cabe duda de que la economía verde es una de las claves para afrontar la crisis ecológica mundial. El mayor reto es definir los pormenores de este concepto, así como sus objetivos, que actualmente siguen siendo poco claros y, sobre todo, maleables en función de los intereses en juego.

Referencias

Adger, W., Huq, S., Brown, K. Conway, D. & Hulme, M. (2002) Adaptation to Climate Change: Setting the Agenda for Development Policy and Research. January.

Boisvert, V. (2017) Économie de l’environnement ou économie écologique ? Éditions de la Sorbonne, Humanités environnementales. P. 201-229.

Christophers, B. (2022) Fossilised Capital: Price and Profit in the Energy Transition. New Political Economy 27 (1): 146–59. https://doi.org/10.1080/13563467.2021.1926957.

Katz-Rosene, R. M.; Kelly-Bisson, C. & Paterson, M. (2021) Teaching students to think ecologically about the global political economy, and vice versa. Review of International Political Economy, 28(4), 1083–1098.

Latouche, S. (2008) Degrowth: A Slogan for a New Ecological Democracy. Interview by Federico Paolini. Global Environment 2: 222–7.

Paterson, M. (2010) Legitimation and Accumulation in Climate Change Governance. New Political Economy 15 (3): 345–68. https://doi.org/10.1080/13563460903288247.

Paterson, M. & Newell, P. (2010) Climate Capitalism: Global Warming and the Transformation of the Global Economy, 182–88. Cambridge: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511761850.012.

Pearce, D. Markandya, A. & Barbier, E. (1989). Blueprint for a Green Economy. For The UK Department of the Environment Earthscan Publications Ltd. Londres.

Naciones Unidas. (1993) Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Vol I. Resoluciones aprobadas por la conferencia.


Beatriz Pastre

Danish Kandasamy

David da Costa

Edward Gallardo

Eugenia Cabello 

Ismail Sylla

Karen Mogollón​

beenhere

Publié en 2022

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