Las políticas de integración regional han dado lugar al surgimiento de diversas iniciativas que penetran e impactan diferentes ámbitos del desarrollo de los países, una de las más importantes siendo la integración monetaria.

La integración monetaria es el proceso, o resultado, de la conjunción de las funciones de emisión y regulación monetaria de los Estados. Esta puede ser multilateral (como la adhesión de países a una organización supranacional) o unilateral (el caso de los Estados Unidos y la dolarización). Este concepto, considerado como un proceso, tiene varias etapas o fases; desde la definición de los márgenes de cambio de moneda, la coordinación macroeconómica, la delimitación de las zonas monetarias, hasta la integración de los bancos centrales en un organismo común (Honohan, 1990; Tavlas, 1994). Cuando la integración monetaria se define como tal, es prácticamente irreversible desde el punto de vista de su efecto liberal, y sólo puede conducir a una profundización de los procesos de integración en otras áreas del poder político y económico de los Estados.

El concepto de integración monetaria en EPI está estrechamente relacionado con la teoría liberal en Relaciones Internacionales, debido a que tiene sus raíces en la concepción de la cooperación internacional. Los procesos de integración se sitúan teóricamente como derivaciones del liberalismo ontológico conocido como funcionalismo liberal, paralelo y co-constitutivo de la compleja interdependencia de Keohane. Las teorías de integración se consolidaron con la obra de autores como Mitrany (1966) e influyeron en el desarrollo de la Unión Europea, con diversos intentos de réplica en otras regiones. La teoría liberal, y el funcionalismo en particular, ha sido criticada como idealista por los realistas, críticos y posestructuralistas debido a los supuestos en los que basa sus conclusiones, a partir de la noción de cooperación, integración y “spill-over” que generalmente no funciona. La respuesta y actualización de la teoría liberal se conoce como intergubernamentalismo.

Ahora bien, si bien las economías de América del Sur parecen estar dominadas por la influencia del dólar estadounidense (Bradbury, 2012), la integración monetaria ha estado presente en diversos debates como una posible respuesta para garantizar la independencia de la región. Sin embargo, las condiciones de implementación política y las relaciones de poder impiden que los procesos de integración tengan profundas repercusiones (Escaith, 2004). Por tanto, es posible identificar al menos dos polos de debate en torno a este tema.

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El primero es un polo pragmático que reflexiona sobre las condiciones de una integración monetaria exitosa o no. ¿Es la integración monetaria un paso necesario para una integración regional efectiva? Luego viene la pregunta de “¿qué espacio?” para esta integración. Hancke (2013), por ejemplo, explicó porqué la coexistencia de diferentes sistemas de negociación salarial en el mismo espacio monetario puede causar serios problemas. Además, los principales indicadores económicos de los futuros Estados miembros no pueden estar demasiado lejos como para imaginar una convergencia realista (Grin, 2018). Este aspecto de la restricción en el nivel de las políticas monetarias para alcanzar una unión monetaria nos lleva al segundo polo de debate sobre el tema.

Este segundo polo cubre los debates sobre el tema de la gobernanza. En efecto, la integración monetaria requiere un banco supranacional, lo que plantea la cuestión de las relaciones de poder entre éste y los Estados miembros de la unión monetaria. Entonces surge la cuestión de si la política monetaria escapa a las instituciones democráticas de los Estados o cómo puede ser una herramienta para la subyugación monetaria y neocolonial, como lo muestra Honohan en el caso de la zona CFA (Honohan, 1990). De hecho, podemos ver que hay diferencias en términos de análisis de la política europeas antes y después de la introducción del euro. A partir de la década de 1960, Denis de Rougemont habló de una “Europa de las regiones” para caracterizar el creciente poder otorgado a las regiones en la integración europea, y es a raíz de ello que el análisis de múltiples niveles dominará el debate en las décadas siguientes (Hooghe and Marks citado en Pasquier, 2015). Desde la década de 2000, la propuesta de “Europa de las regiones” ha declinado a favor de la noción de “europeización”. Se puede ver que la realización de la integración monetaria y la extensión de 2004 pusieron en competencias los enfoques de múltiples niveles con enfoques más centralizados y centrípetos (Saurugger y Surel, 2006). Efectivamente, la política monetaria común conduce necesariamente a una estandarización de las políticas públicas y refuerza la noción de europeización (Cowles, Caporaso y Risse, 2001).

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Finalmente, es menester señalar que el concepto de integración monetaria tiene la particularidad de incluir muchos campos de estudio de la economía política internacional. Se trata de una noción fundamental en la medida en que depende del contexto internacional en el que se sitúa y al mismo tiempo influye en él. Se trata de una noción eminentemente política, que implica una estrecha cooperación entre dos o más entidades soberanas, cuyas condiciones de negociación y aplicación pueden deberse a intereses diplomáticos, ideológicos y económicos. Según Vaubel (1990), las mayores contribuciones que cabe esperar en cuanto a la conceptualización de la integración monetaria y el análisis de sus consecuencias se encuentran en la encrucijada de las relaciones internacionales y la economía internacional.

Referencias

Bradbury, M. (2012). Book Review: Monetary Integration and Dollarization: No Panacea. Review of Radical Political Economics, 44(3), 406-409.

Escaith, H. (2004) La integración regional y la coordinación macroeconómica en América Latina. Revisita de la CEPAL, 82, 55-74.

Cowles, M., Caporaso, J., Risse, T. (Eds.). (2001). Transforming Europe: Europeanization and domestic change. Ithaca: Cornell University Press.

Grin, G. (2018), Compléter l’Union économique et monétaire européenne : une perspective historique. Papiers d’actualité-Current Affairs in Perspective, (2) 1-4. http://www.fondation-pierredubois.ch/wp-content/uploads/2018/02/Grin-no2-2018.pdf

Hancké, B. (2013). The missing link. Labour unions, central banks and monetary integration in Europe. Transfer: European Review of Labour and Research, 19(1), 89–101.

Honohan, P. (1990). Monetary cooperation in the CFA zone. The World Bank, Policy Research Working Paper Series, 1-18.

Mitrany D. (1994) A Working Peace System. In: Nelsen, B.F., Stubb, A.C.G. (eds). The European Union. Palgrave, London.

Pasquier, R. (2015). La fin de « l’Europe des régions »? Politique européenne, 50(4), 150-159.

Saurugger, S.,  Surel, Y. (2006). L’européanisation comme processus de transfert de politique publique. Revue internationale de politique comparée, 13(2), 179-211.

Tavlas, G. S. (1994). The theory of monetary integration. Open Economies Review, 5(2), 211–230. Vaubel, R. (1990). Currency Competition and European Monetary Integration. Economic Journal, Royal Economic Society, 100(402), 936-946.



Benjamin Conde-Braz

Matheo Galeano

Daniel Andrés Sandoval Pedreros

Benoit Surdon

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Publié en 2021

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