La soberanía alimentaria es comprendida como el derecho de los pueblos a determinar sus propios sistemas alimentarios y agrícolas, de una manera ecológicamente sostenible, que les permita obtener productos sanos respetando su cultura.

La soberanía alimentaria se concibe como un derecho sobre cuya base se puede exigir la reorientación de los modelos socioeconómicos relativos a la producción y el consumo de alimentos. Este coloca a los distribuidores, productores y consumidores en el centro de los sistemas y políticas alimentarias, en lugar de las demandas de los grandes mercados y las empresas transnacionales (Foro para la Soberanía Alimentaria, 2007).

De acuerdo con Claudio Brenni (2019), la noción de soberanía alimentaria surgió en la escena internacional debido a La Vía Campesina en 1996, una organización de agricultores que, en respuesta a las resoluciones de la Cumbre Mundial de la Alimentación, alzaron sus voces para luchar por sus derechos. En esa ocasión, la soberanía alimentaria fue definida como un prerrequisito para lograr la seguridad alimentaria, la cual tiene por objeto la protección de los pequeños productores locales, frente a la competencia desleal de los mercados agrícolas internacionales. Asimismo, Brenni (2019) añade que ha habido dos grandes exponentes del movimiento. Por un lado, los pueblos autóctonos, especialmente en las regiones de América Latina, que han asumido la bandera de la soberanía alimentaria como un ámbito más de lucha por su derecho de autodeterminación frente a los intereses occidentales que, en este caso, pretenden determinar sus hábitos alimentarios. Por otro lado, las asociaciones de pequeños agricultores, incluso en Estados Unidos y la Unión Europea, han empezado a alzar sus voces reclamando políticas agrícolas más justas que no sólo beneficien a las grandes empresas. Esto implica todo lo relacionado con el patentamiento de semillas, las prácticas sostenibles y otras cuestiones que darán a los agricultores una verdadera autonomía (soberanía) a largo plazo.

En tal sentido, los defensores de la soberanía alimentaria suelen utilizar el concepto como una bandera para reclamar el derecho a un comercio justo, a la equidad, a la salud, entre otras demandas, especialmente, para exigir un mayor grado de democracia. Justamente, entendida esta como una forma de empoderar a la población para que tengan un rol importante en lo que consumen, en lugar de seguir dependiendo únicamente de la voluntad de las instituciones y/o de las grandes empresas. Por consiguiente, utilizar en este caso un término tan etimológicamente cargado como soberanía, hace referencia precisamente al empoderamiento de una población sobre qué y cómo producir sus alimentos sin tener que depender de intereses foráneos y que garantice prácticas de seguridad alimentaria que no pongan en riesgo a las generaciones futuras.

En este punto, resulta pertinente abordar esta problemática dentro del marco de la Economía Política Internacional por varias razones. Por un lado, la apropiación de las semillas, debido a que, en lo relacionado con los medios técnicos, las semillas híbridas que se están comercializando actualmente están estructuradas genéticamente para una única siembra, es decir, al contrario de lo que ha ocurrido históricamente, estas semillas no pueden volver a sembrarse después de la recolección de la cosecha. Por otra parte, en relación con los derechos de propiedad, en tanto las empresas multinacionales han iniciado un movimiento para patentar semillas. Justamente, en esta esfera es precisamente la misma Organización Mundial del Comercio (OMC) la que ha creado un entorno ideal para estos procedimientos, permitiendo patentes no sólo para las semillas sino también para plantas enteras.

Otros factores que justificarían la pertinencia del debate dentro de la EPI son: (i) la demanda de un comercio justo entre productores e intermediarios; (ii) la defensa de la regularización del trabajo que la mujer realiza en la agricultura; (iii) la contaminación y las consecuencias del uso de productos químicos en la salud, entre otros.

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Precisamente, dentro de los países en desarrollo, las demandas de soberanía alimentaria suscitan al menos tres grandes debates:  en el primer grupo, académicos como Kym Anderson (2005), problematizan el concepto desde una perspectiva liberal. En esta la pérdida de soberanía no se considera problemática, siempre y cuando la globalización del mercado se entienda como una redistribución de los factores de producción que, en última instancia, beneficien a un mayor número de personas y reduzca la pobreza. En el mismo sentido, la reducción de la pobreza irá acompañada de industrias más avanzadas tecnológicamente que utilizarán medios de producción más sostenibles y, por lo tanto, menos contaminantes. Este argumento vincula la liberalización del mercado, la protección del medio ambiente y la mejora del acceso a los alimentos en términos de cantidad y calidad.

En segundo lugar, autores como Holt-Giménez y Altieri (2012) adoptan un enfoque reformista, que considera la soberanía alimentaria como una señal de alarma para las empresas e instituciones multinacionales que no se responsabilizan de sus acciones. Los autores presentan una idea de la soberanía alimentaria que está estrechamente vinculada al mundo académico y a las ONGs. Sin embargo, el riesgo de tal enfoque radica en que el fortalecimiento de normas ecológicas y justas se limita a la comercialización y no resuelve cuestiones fundamentales como las relacionadas con la autonomía de los campesinos, su acceso a la tierra y su capacidad de ganarse la vida con sus productos, la salud, el fortalecimiento del comercio local, entre otras.

Por último, el movimiento para la soberanía alimentaria aboga por una revisión completa del sistema agroalimentario para responder a la extrema precariedad de la agricultura a pequeña escala. El primer paso es avanzar hacia las técnicas de agricultura sostenible, y luego hacia una mayor cooperación entre los agricultores que permita el comercio interno de semillas fuera de las empresas multinacionales. Esto requiere importantes cambios legislativos para poner fin a la posición dominante de las multinacionales. Autores como Vandana Shiva (2015), conciben entonces la soberanía alimentaria como un modelo económico y social global, que va mucho más allá de una técnica agrícola.

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A modo de ejemplo, cabría mencionar el caso de la región india de Punjab. En esta zona, los agricultores han sufrido la cara más amarga del modelo liberal y la entrada de grandes multinacionales. A través del uso de semillas híbridas, los agricultores se ven forzados a comprar estas al inicio de cada cosecha, las cuales son vendidas por las grandes empresas y sólo funcionan eficazmente si van acompañadas de insumos químicos comercializados por esas mismas compañías. En este panorama, los agricultores se ven obligados a recurrir a prestamistas que ofrecen préstamos con altos intereses para acceder a estos productos. Además, los agricultores se enfrentan a un importante deterioro del suelo y a una mala adaptabilidad de las semillas, lo que genera altos costos y el aumento de los riesgos de pérdida de cosechas. Inclusive, bajo este panorama, el agricultor se ve en muchas ocasiones empujado al sobreendeudamiento, lo que ha llevado a muchos granjeros a vender órganos en el mercado negro o incluso a suicidarse.

Referencias

Anderson, K. (2005). On the Virtues of Multilateral Trade Negotiations. Economic Record, 81(255), 414-438.

Brenni, C. (2019). Souveraineté alimentaire et semences : questions autochtones et paysannes dans la gouvernance de la biodiversité agricole internationale (1970-2013). Neuchâtel : Alphil.

Forum for Food Sovereignty (2007). Declaration of Nyéléni. Declaration of the Forum for food sovereignty. Accessed in: http://usfoodsovereigntyalliance.org/what-is-food-sovereignty/

Holt-Giménez, E. and Altieri, M. A. (2012). Agroecology, Food Sovereignty, and the New Green Revolution. Agroecology and Sustainable Food Systems, 37(1), 90-102.

Shiva, V. (2015). The Vandana Shiva Reader. Lexington: The University Press of Kentucky.



Daniel Bedoya 

Alae Chahboun

Martiño Neira

David Ries

Daniela Sena Rojas

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Publié en 2021

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