Los términos de intercambio representan el poder adquisitivo de determinadas economías en el juego de exportar-importar. No obstante, este índice también va a tener efectos en algo que le importa a todos los países: la tasa de crecimiento anual.

Los términos de intercambio son un índice estadístico que mide el valor relativo de las exportaciones de un país en comparación con sus importaciones (Bhagwati, 1959). A primera vista, no tienen una clara dimensión política. El concepto suele estar vinculado a trabajos pioneros en la economía del desarrollo, como la publicación del famoso reporte realizado en 1949 por el economista argentino Raúl Prebisch “El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas”. En este informe se constató que las dificultades a las que se enfrentan las economías latinoamericanas son de carácter estructural. El diagnóstico se encuentra en la evolución desfavorable del poder de importación de las exportaciones de los países del “Sur”, que venden materias primas y productos agrícolas frente a los productos manufacturados del “Norte”. Cualquiera que sea la explicación, esta tendencia a la baja del poder adquisitivo de las importaciones corresponde a un deterioro de los términos de intercambio (Castañeda y Morales, 2011).

Este análisis implica un problema político, que se puede identificar a partir de la denominada “teoría de la dependencia”. Según ella, la especialización de los países latinoamericanos en la producción de materias primas desde la época colonial, pero sobre todo desde finales del siglo XIX, ha generado términos de intercambio desiguales. Lo anterior, en tanto el valor agregado generado por producción de materias primas, que es el principal producto de exportación de los países del sur global, es muy pequeño, comparado con el que tienen los bienes industriales. Por otro lado, las manufacturas de los países industrializados utilizan como insumos las materias primas exportadas desde el sur global  y estos, a su vez, exportan sus manufacturas a su contraparte, haciendo que en neto el valor de una economía como la latinoamericana no crezca al mismo ritmo que la de los países desarrollados y se generara una estructura histórica de dependencia de las compras del norte global (Ocampo y Parra, 2015; Urquidi,2008).

Más allá de esto, hay una segunda parte en la tesis que complementa la explicación de por qué la exportación de materias primas produce esta estructura histórica desigual, la cual también fue formulada por Prebisch. En su versión, la ONU halló que los aumentos en la productividad de las manufacturas son grandes y no se traducen en un precio unitario significativamente menor de los bienes, mientras que la producción de materias primas tiene aumentos esporádicos de la productividad y, por la nueva disponibilidad de los productos, ocasiona reducciones en el precio de las mismas (Serra y Cardoso, 1978). Así las cosas, en el largo plazo los términos de intercambio se deteriorarían aún más, perpetuando así la estructura internacional de dependencia, la cual se traduce en una dominación económica, por las contingencias históricas que configuraron así la economía mundial. El desarrollismo aquí es el interés en salir de esta condición desigual de términos de intercambio.

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Singer (citado por Urquidi, 2008), que desarrolla la parte más política del concepto, añade  a esto una categorización de los países industrializados como “centro” y a los que dependían de la exportación de materias primas como “periferia”, dado el pasado colonial de los segundos (Urquidi, 2008). Así, la estructura económica mundial tendría una única forma, la cual favorecería a los países de ese centro en detrimento de la periferia, si no se hacía algo al respecto. Otros autores, como Sunkel y Paz (citados por Valenzuela y Valenzuela, 1998), profundizaron en las consecuencias políticas del análisis económico previamente discutido, definiendo el desarrollo y el subdesarrollo como el mismo fenómeno, que ocurre simultáneamente en la historia, pues están ligados funcionalmente. El desarrollo de los países del norte simplemente no habría podido realizarse, sin la explotación de las materias primas del sur global y su consecuente reducción en el crecimiento económico de largo plazo (Valenzuela y Valenzuela, 1998).

Ya estructurada esta noción, unos años después una parte de la EPI, particularmente la teoría marxista, se interesó por ella, dado su enfoque en el estudio de los vínculos de dominación en el mundo. La teoría de la dependencia, la cual trajo consigo el concepto del desarrollismo como ya se dijo, resalta esa dimensión política de la estructura del capitalismo global, a través de términos de intercambio desiguales. Esta noción cuestiona la neutralidad con la que se ve el comercio exterior en la teoría ricardiana de la ventaja comparativa. Esto es porqué el intercambio no siempre beneficia a ambas partes, sino que puede mantener a una de ellas en un estado de subdesarrollo (Serra y Cardoso, 1978). Además, la discusión acerca de los términos de intercambio desiguales significó tener en cuenta las estructuras históricas que subyacen el capitalismo mundial. Su relevancia en la disciplina también está dada porque el desarrollismo llevó a plantear el modelo de desarrollo ISI (industrialización por sustitución de importaciones) propuesto por CEPAL en la década de 1960, que puede interpretarse como una respuesta a las desigualdades estructurales entre regiones y como un modelo que, al desmontarse, ha ocasionado una re-primarización en la región (Svampa, 2013).

Sin embargo, esta visión ha sido criticada desde varios puntos de vista. Internamente, un ejemplo puede ser el de García (1969), quien, a pesar de suscribir los principales postulados de la teoría, está convencido de que lo agrario sí puede ser fuente de riqueza. Particularmente, porque la producción de manufacturas requiere de materias primas que pueden ser utilizadas en el territorio. Además, para él, sólo la agricultura hecha con las nuevas técnicas de la época podía lograr una mejor distribución del ingreso. También porqué el enfoque en la industria no permitía abordar cuestiones como la reforma agraria.

Por otra parte, hay críticas externas ampliamente desarrolladas, en tanto la introducción de las ideas neoliberales trajo consigo un cambio en el modo de pensar el comercio internacional. Precisamente, el nuevo enfoque era favorable a la teoría de la ventaja comparativa y los países del sur global fueron vistos como unos que podían especializarse en la producción de materias primas, por sus abundantes recursos naturales (Kay, 1998). Por otro lado, el concepto mismo de desarrollo, que era el objetivo último de la discusión acerca de los términos de intercambio, comenzó a ser cuestionado por distintos enfoques. Un ejemplo de eso es la teoría del post-desarrollo, que ofrece una genealogía y una deconstrucción del término. El término “desarrollo” es una noción particular del mundo, la cual se plasma en un discurso y construye una realidad. La desigualdad entre estos centros y periferias es una producción discursiva, que está basada en el proyecto político europeo y, después, americano moderno.  Estos discursos han producido realidades, como la invisibilización de modos de producir y de conocer del llamado “tercer mundo”, por su carácter atrasado e irracional (Kiely, 1999). Dado eso, el desarrollo reproduce estas lógicas del sistema capitalista.

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No obstante lo anterior, a partir del 2001 se habla de un auge de las materias primas en América Latina, el cual consiguió un crecimiento acelerado de la economía de estos países. Este éxito acrecentó la dependencia latinoamericana en las materias primas, pues los programas de ISI habían sido desmontados (Salama, 2016). Svampa (2013) denominó a este proceso “el consenso de los commodities”. Este proceso ha creado tensiones que antes no estaban presentes. Por ejemplo, aunque en Ecuador se hablaba de la descolonización y había un gobierno que buscaba la garantía de los derechos colectivos, aparecieron tensiones nuevas con la población indígena del Amazonas, por causa de la intención del gobierno de explotar el petróleo de esas zonas. Además, esto perpetúa la estructura de dependencia en la que está sometido Ecuador, a pesar del discurso creado, al aceptar la ventaja comparativa que tiene el país con sus reservas de petróleo y no buscar cambiar las formas de producción nacionales (Svampa, 2013). Otra arista de la cuestión se relaciona con la salida acelerada de capitales que se dio luego de la crisis del 2008 y la volatilidad percibida en el sistema financiero: las materias primas se volvieron una inversión atractiva para el capital global (León, 2012). El anterior proceso profundizó la re-primarización que hubo en la región. Por tal motivo, la autora basa su análisis en el caso de Colombia, donde la cantidad de hectáreas de territorio en los que se había otorgado licencias mineras pasó de 2 millones entre el 2002 y el 2008 a más de 4 millones de hectáreas solamente en los primeros meses del 2009. Esto es una muestra de la aceleración en la re-primarización posterior a la crisis del 2008 (León, 2012). Por consiguiente, el debate sobre los términos de intercambio continúa como un medio para comprender esta nueva relación y como un elemento a tener en cuenta para superar los problemas generados por esta situación.

Referencias

Bhagwati, J., (1959). Growth Terms of Trade and Comparative Advantage. Economia Internazionale, 393-418.

Castañeda, M.,  & Morales, Y. (2011). La teoría desarrollista de Raúl Prebisch y la política de industrialización en América Latina. Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García. http://www.isri.cu/content/la-teoria-desarrollista-de-raul-prebisch-y-la-politica-de-industrializacion-en-america

García, A. (1969). El problema agrario en América Latina. Revista de la Universidad Nacional (1994-1992), 7-27.

Kay, C. (1998). Estructuralismo y teoría de la dependencia en el periodo neoliberal. Nueva Sociedad, 158, 100-119.

Kiely, R. (1999). The Last Refugee of The Noble Savage? A Critical Assessment of Post Development Theory. The European Journal of Development Research, 11(1), 30-55.

León, N. (2012). Crisis, reprimarización y territorio en economías emergentes: caso Colombia. Crisis económica e impactos territoriales, 253-266.

Ocampo, J. A., Parra, M. Á. (2015). Los términos de intercambio de los productos básicos en el siglo XX. Revista de la CEPAL, 7-35.

Salama, P. (2016) Amérique latine, des années 1950 à aujourd’hui, mutations, essor et nouvelles dépendances. Revue d’économie financière, 124(4), 23–44.

Serra, J., & Cardoso, F. (1978). Las desventuras de la dialéctica de la dependencia. Revista Mexicana de Sociología, 40, 9-55.

Svampa, M. (2013). Consenso de los Commodities y lenguajes de valoración en América Latina. Nueva Sociedad, 244, 30-46.

Urquidi, V. L. (2008). La visión desarrollista. (269-291). In Trejo Reyes, S. (2008). Ensayos sobre economía México: Colegio de México.

Valenzuela, S., & Valenzuela, A. (1998). Modernization and Dependency. Alternative Perspectives in the Study of Latin American Underdevelopment. Comparative Politics, 10(4), 535-557.


Benjamin Conde-Braz

Matheo Galeano

Daniel Andrés Sandoval Pedreros

Benoit Surdon

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Publié en 2021

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